lunes, 23 de febrero de 2015

Capítulo 45

-FIESTA DE CUMPLEAÑOS-

Ya casi no queda nadie. Álvaro y yo vamos a pasar un rato juntos fuera de casa, vamos a cenar y él tiene una sorpresa para mí. Hemos convencido a mis padres a sí que no tenemos mas que esperar a que se vayan las personas que quedan en mi casa y podemos irnos juntos de aquí.
Me encanta ver como mis primas alucinan viendo a los chicos aquí y a mí pegada a Álvaro siempre juntitos, haciéndonos mimos el uno al otro y todos esos pegos que hacen los enamorados. Ellas están bien apegadas a los demás, haciéndoles preguntas, charlando, haciéndose fotos... Puede ser que esté soñando y todo esto se destruya, pero mientras tanto voy a disfrutar sin límites.
se notaba que mis primas no se querían ir porque los chicos seguían allí, me lo estaba pasando genial.
Veinte minutos después conseguí convencerlas de que se fueran prometiéndoles que les diría a los chicos volver a quedar.
Solo unos minutos después Álvaro les dice a los chicos que se marchasen al hotel y que él ya hablarían por la mañana.

Estamos en el restaurante decidiendo que vamos a cenar. Tenemos reservaba una mesa mas apartada del resto. No sé como lo hace Álvaro siempre para crear estas sorpresas, es increíble. 

Después de salir del restaurante Álvaro me llevó hasta el hotel donde se encontraba hospedado porque quería darme una última sorpresa por mi cumpleaños. No sabía que esperar, estaba siendo todo perfecto, nada ni nadie podía hacer que eso cambiase, estaba inmensamente feliz.
Llegamos al hotel en pocos minutos, se paró un momento a decir algo en recepción, cosa que no logré escuchar, y subimos a la habitación.

Yo: ¿Qué es lo que les has dicho?
Álvaro: Esto... nada, un mero trámite del hotel. No te preocupes por nada de eso, ahora sólo existes tú.

Nos dimos un largo y pasional beso, que no llego a ser más intenso porque el ascensor donde estábamos subidos paró una planta antes a la que nosotros íbamos y se montaron tres personas, sino allí mismo podríamos haber acabado haciéndolo.
Unos segundos y estaríamos en nuestra planta, más cerca de la habitación y más cerca todavía de la cama... Estábamos jadeantes por el esporádico momento y por la interrupción inesperada de los extraños, a cuyos se les podía ver que notaban nuestras respiraciones aceleradas y se notaba en el aire la incomodidad de habernos pillado demasiado juntos. 
Llegamos a la planta, se abre la puerta y salimos apresurados hacía ese pasillo solitario que nos llevaría a nuestra habitación. Se colocó detrás de mi y me tapó los ojos, abrió la puerta de la habitación, encendió la luz y en un movimiento me quitó la mano de los ojos y me dijó al oído: <<Sorpresa...>>

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