domingo, 24 de noviembre de 2013

Capítulo 41

*Narra Álvaro*

Hoy es el día, van a despertar a Rocío, yo no puedo estar allí por una entrevista, pero nada mas terminar vuelvo a Córdoba para saber de Rocío. He hablado esta mañana con la madre de Rocío y me ha dicho que por la tarde iban a realizar el proceso. Estaba impaciente por estar a su lado después de varios días sin verla. Pensaba que solo iban a ser unas horas hasta que la volviese a ver y ella me viese a mi de nuevo. Iba a ser impactante. 
Acabamos de terminar la entrevista y los chicos han decidido venir conmigo a Córdoba a ver a Rocío, a ellos también les hace ilusión saber que esta bien, ella es parte de nuestra familia y ellos se preocupan. Son dos horas de viaje las que nos separan de la ciudad de Córdoba, dos horas para ver a la mujer que amo, dos horas para poderla besar... 
Me quedé sentado en la furgoneta, impactado, no podía moverme, estaba desconcertado, no podía imaginar que estuviese a unos pasos de ella y que estuviese despierta. Había hablado con la familia de Rocío para que no le dijesen nada de mi y así poder sorprenderla. Los chicos me animaron.

Blas: Venga, hermano, ya solo queda el último paso.
Dani: Te está esperando.
David: Te apoyamos, pase lo que pase.
Carlos: Si.
Yo: Gracias. Creo que ya estoy listo. Vamos a ello.

El ascensor iba más lento de lo normal, todo parecía más lejano, todo parecía multiplicado por mil hasta que llegué a la puerta. Me paré un minuto y escuché su voz, me caí al suelo llorando. Los chicos que alejaron de la puerta para consolarme sin crear un escándalo, ni que tampoco lo supieran los de dentro de la habitación.

Dani: Tranquilo. Ya has oído su voz, sabes que esta bien.
Yo: ¡Qué duro es todo esto!
Blas: Lo sabemos, pero esta es la mejor parte, ya hemos pasado lo peor.
Carlos: ¡Vamos, anímate! 
Yo: Voy a entrar.
David: Te acompañaremos hasta el final. 

Nos dirigimos hasta la puerta y tras un minuto de relajación me dispuse a abrir la puerta y entrar dentro de la habitación. Entre lentamente y primero localicé a la madre de Rocío que me miraba sorprendida, esperando alguna reacción por su parte recibí una amplia sonrisa y una invitación a entrar, esto hacia que fuese más fácil. Dos metros, girarme y será estar de frente, una última respiración, allá vamos...


No hay comentarios:

Publicar un comentario